sábado, 23 de enero de 2016

Recompensar a los demás. ¿Y a nosotros?

Recompensar, reforzar. Hacer, decir, dar algo agradable a otra persona, generalmente en relación con algo que ha dicho o hecho. Lo hacemos todos los días, la mayoría de las veces sin darnos cuenta. Algunas, como comentábamos la semana anterior, después de conductas que no nos gustaría que tuviesen. De ahí la importancia de elegir bien qué queremos recompensar, de hacerlo cuando el otro ha dicho, hecho, algo que nos gusta que  diga o haga.
Recompensar no es solamente dar algo monetario o económico, más bien esa no es la mejor recompensa. Recompensar es valorar, escuchar,  atender, tener en cuenta, reconocer, alabar, eso que el otro dijo o hizo. Es lo que más nos mueve.

Pensad en las personas que mejor os caen, el amigo con el que más agusto os sentís, ese que es más valorado, al que todos acuden. ¿qué hace de especial?.
Entre otras cosas os escucha, os pregunta, os atiende. Y no os castiga o riñe.

El acto de recompensar lleva un punto enorme tras el comentario de recompensa. Un punto necesario para que la recompensa no se convierta en una riña, casi siempre orientada a la perfección del otro.
-Me gusta esto que has hecho, me siento bien. (PUNTO). 
Si añado aquello de...."¿ves lo fácil que es?, si lo hicieses así todos los días no tendría que reñirte cuando no lo haces. 
Este saltarnos el punto convierte a la recompensa en un castigo, en una llamada de atención, pierde todo el efecto recompensante.

¿Y a nosotros?, ¿podemos recompensarnos, reforzarnos?
Estamos entrenados más en reñirnos que en felicitarnos. A diario nuestro diálogo interno va más con lo que nos ha quedado por hacer en el día que con lo que hemos hecho, más con lo que nos falta que con lo que tenemos, más hacia la parte de la botella medio vacía que hacia la parte de la botella medio llena. Va más hacia una perfección imposible pero que parece aumenta la producción, que hacia una estabilidad posible y valorada que aumenta la satisfacción.

Nos decimos pocas veces todo lo que hacemos bien cada día. Y nos saltamos el punto, añadimos sistemáticamente lo que "tendríamos que haber hecho"

¿Como os fue con la tarea de la semana pasada? 

Para ésta semana estad atentos a dos cosas. Una, a lo que los demás de vuestro entorno hacen o dicen que os agrada que digan o hagan. Hacérselo saber de vez en cuando.
- Me ha gustado que me hayas llamado. Gracias. (recordad: punto ¡)

Otra, estad atentos a "pillar" lo que habéis hecho bien a lo largo del día. No os durmáis ninguna noche sin haberos felicitado varias veces por varias cosas que hayáis hecho, o incluso que hayáis intentado. Felicitaros, sobre todo,  por el esfuerzo, por pequeño que sea, no solo por los resultados.

Recordad que para aprender a hacer algo hay que practicar. Nadie nace sabiendo tocar el piano.Si no practicáis otra forma de hacer, seguiréis haciendo lo que hacéis.

Y compartidlo con los vuestros, os ayudará a practicar más y mejor.

Buen finde  y buena semana a todos ¡¡


4 comentarios:

  1. Me ha gustado la idea del PUNTO. Qué razón en cuánto cambia una frase terminada en su justo momento. Gracias por tu enseñanzas Manuel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y lo difícil que es poner PUNTO.
      La idea que tenemos es que ya que estoy....aprovecho para decirte lo que te conviene.
      Y rompemos la magia de la recompensa.

      Eliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Primero, gracias por compartir... Y segundo; somos como juncos, nos mueve el aire en esa misma dirreción, tendemos a repetir los actos y pensamientos de siempre, por eso esta llamada de atención es tan importante PUNTO.

    ResponderEliminar